En 1515, Manuel de Portugal, orgulloso de sus expediciones africanas y asiáticas, quiso regalar al papa León X para su zoo privado un rinoceronte, algo nunca visto en Europa y que, de hecho, fue confundido en principio con los míticos unicornios.
Los historiadores coinciden en que la noticia del animal despertó la curiosidad en todo el continente y que hasta el rey de Francia, Francisco I y su esposa lo querían ver. En los puertos de Italia y Francia se esperaba la llegada con gran expectación.Pero cuando el barco que lo traía de la India llegó al puerto de Lisboa, las maniobras de desembarco resultaron tan torpes que el animal cayó al agua y se ahogó.
Una vez muerto, siguió siendo objeto de la curiosidad ciudadana, hasta el punto de convertirse en un foco de peregrinación temporal.
Una de las grandes pasiones del pintor Alberto Durero fueron los animales. Era capaz de caminar durante días para dibujar una ballena o una morsa.
MORSA, ACUARELA, 1523
En esta ocasión, parece ser que no vio al rinoceronte, pero lo dibujó , gracias a un esbozo previo que de él hizo un amigo alemán que estaba en Lisboa o una descripción detallada del mismo ( hay varias versiones) . Durero hizo xilografías y las vendió, con grandes ganancias, ya que los alemanes apenas tenían ocasión de ver animales de otros continentes.
Pero lo verdaderamente interesante hubiera sido reproducir las caras de admiración, incredulidad o repugnancia de los espectadores. La vida, y no la muerte.Habría niños corriendo alrededor y tocándolo furtivamente, eruditos intentando disimular su ignorancia sobre el tema, políticos locales reprochándose mutuamente el fracaso de la maniobra de descarga, jóvenes aventureros jurándose a sí mismos un viaje a la India, ancianos frotándose los ojos y dando gracias al cielo por una nueva sorpresa vivida... En definitiva, la vida estallando como dinamita cuando la novedad activa la mecha.
El rinoceronte, por su parte, no ha perdido su afán protagonista, pues este dibujo puede ser visitado actualmente en el Museo Británico de Londres.
Para T., otro gran dibujante de animalillos, con todo mi amor.