viernes, 20 de julio de 2007

No, no somos los últimos:Zoran Music

“Si fuésemos razonables tendríamos que resignarnos a esta evidencia: que nuestro destino es perfectamente desconocido, que cualquier conjetura es arbitraria y totalmente privada de cualquier fundamento real.”

Primo Levi, Si esto es un hombre


NO SOMOS LOS ÚLTIMOS, ZORAN MUSIC, 1970

Las palabras de Levi se refieren a la vida cotidiana en un campo de concentración, pero me parece completamente extensible a cualquier manifestación de la existencia humana. El futuro es igual de incierto para todos. Pero de esto, seguiremos hablando otro día. Hoy me centraré en el tema de los campos, la brutalidad humana llevada al paroxismo.


Zoran Music fue prisionero en Dachau en 1944.
Allí dibuja lo que ve, por lo que el dramatismo es extremo. Rememora al Goya más negro, a Ensor, a Schiele...

EL PERRO SEMIHUNDIDO, FRANCISCO DE GOYA, 1823



Tras su liberación, en una especie de huída hacia delante, durante mucho tiempo sólo pinta paisajes, pero desde 1970, parece recobrar la memoria con una serie ( “Nosotros no somos los últimos”), basada en la conversación final que tuvo lugar cuando al liberarlos, un prisionero gritó "Soy el último", y Music respondió: "No, no somos los últimos".

En esta serie hay dos temas fundamentales: por una parte, cuerpos apilados, y por otra, figuras que pueden considerarse retratos o autorretratos.Aisladas en el espacio, son escalofriantes las cabezas. Sin ojos, fosas nasales ni bocas. Sólo huecos insoportables.El cuerpo, apenas sugerido, como inacabado, y sin embargo, incrustado en la tela o el papel con un increíble efecto icónico.La vida en el campo reveló para sus habitantes la importancia de éste. El cuerpo y la apariencia eran lo único que se tenía. El frío, el hambre, el agotamiento... hasta en los procesos de selección la apariencia situaba al prisionero en uno u otro lado: hundido o salvado.

OTRO CUADRO DE LA SERIE NO SOMOS LOS ÚLTIMOS

Monumental, apartado de toda anécdota y referencia, como los profetas y santos manieristas que Beccafumi o Bronzino convirtieron en gloriosos por efecto del espacio y del color.


LA VISITACIÓN, J. PONTORMO, 1528


Salvo que aquí, no se enfatiza nada. Apenas hay materia pictórica.“Quisiera no usar nada”, decía Music.

Sus retratos, a veces, nos miran y nos interpelan, pero desconocemos el contenido de su mirada, porque de nuevo, como en Dachau, sus ojos son cavernas. El pasado vuelve a hacerse presente. La barbarie del campo no se ha detenido en el instante de la liberación.Los dibujos de Music reflejan la verdad sobre la experiencia del campo de concentración, que no es otra, que estar muerto antes de estar muerto, es decir, la mutilación más absoluta, arrancar al hombre su humanidad cuando todavía está con vida.
Hace poco se cumplieron diez años de la muerte de Music.
En Venecia o en Dachau, eso nosotros no podemos saberlo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Espeluznante. Este tipo de testimonios merece no olvidarse nunca.

Gran clase magistral.

Anónimo dijo...

ayer estuve en la exposición y no me quito las imagenes de la cabeza... no fueron los últimos ni lo seremos algún día nosotros.. la herida está abierta..

me atrevo a recomendarte a Giorgio Agamben, filósofo contemporáneo que ha tratado muy bien el tema de los campos de concentración